sábado, 7 de julio de 2007

11.- "El día de la fe en Jesús y en su Iglesia."

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Mi Diario trece de mayo de 2003. Martes.
Testimonio de Mónica y Francisco Javier. La lluvia.

Ayer, escribo hoy 14, hablamos de la Fe. De la Fe en Jesús y en su Iglesia. Lo que Dios espera de las parejas de hoy.
Sí, lo que espera de José Carlos y de mí. De “los rectos de corazón,” de los que sinceramente buscan a Dios. De las exigencias de la fe. ¿Exigencias? ¿Desde cuándo Dios exige? Dios sólo tiende la mano, siempre tiene extendida su mano hacia nosotros. Ayuda. Es Padre de las Misericordias. De a qué compromete la fe.
Otro día te resumiré la charla y la reunión del grupo. Hoy sólo quiero contarte el impresionante testimonio de Mónica. Siempre Mónica. La pequeña, menuda y vivencial Mónica. Su testimonio. Como siempre, fue vital y maravilloso.
Con la sencillez con que le brota naturalmente del corazón nos dijo que para ella Jesús es el centro de su vida. Es su principio, su impulso, su aliento, su camino, su fuerza, su verdad, su fin. Toda su vida. Ella está enamorada, profundamente enamorada del Señor.
Con ese amor que te une a Dios. El es el amor de su alma. Y Francisco Javier está ahí, en ese amor, dentro de él, como don de Dios, como regalo de Dios, en un amor que también es total y distinto, su amor de pareja, y que vive en el amor de Dios y a Dios.
Yo creo de verdad que si Mónica le dice a un monte apártate de ahí, el monte se traslada conforme a la promesa del Evangelio al que tenga fe.
Luego Francisco Javier nos contó que ellos desde los grupos del Catecumenado, donde se conocieron y se hicieron novios, en su Parroquia, leen junto el Evangelio al menos una vez a la semana y lo comentan, qué les dice el Señor en su palabra y su mensaje, entre ellos. Que todos los días rezan juntos al menos un momento y que casi siempre es una oración de agradecimiento por todo lo que Dios les mima.
Un día, nos contaron, su campo estaba sediento. La cosecha se moría. Que cuando estaba todo árido y perdido, se pusieron de rodillas en medio su sembrado y levantando las manos al cielo le pidieron la lluvia. “Danos hoy la lluvia de este día, la lluvia de tu amor. Ámanos y ama a tus campos. Hazlo verdecer y florecer en nuestros corazones.”
Un rato después se fue nublando el cielo. Entró el viento, arrastró las nubes desde las cumbres y empezó a llover. Se pusieron de pie y mientras se empapaban por la lluvia a cántaros empezaron a bailar abrazados y cantando algo así como “Grande es el Señor, grande y misericordioso es nuestro Dios”. Lloraban de alegría. Lloraban de felicidad. Lloraban llenos de amor y agradecimiento a Dios.
Y aquella lluvia salvó nuestra cosecha, terminó Mónica, y la de los vecinos que no creían en Dios. Y nosotros nos alegramos y bendecimos al Creador también por ellos.
Alguien podría pensar que esta historia no es verdadera. O que sólo fue el azar y la casualidad. Pero en este mundo ninguna cosa pasa por casualidad. Todo es Providencia. Y Dios escribe a veces derecho con los renglones torcidos del hombre.
¿Cómo podría yo meter al Señor en mis papeles? ¿Y en mi mesa de trabajo?
Que sencillo es a veces amar a Dios. Y que pena da no haber descubierto al Señor antes o no haberlo descubierto, cuando camina con nosotros camino de Emaus.

Preguntas para la Reunión de Grupo:
(Sacadas del CPM de Las Palmas)

TEMA: EL MENSAJE DE JESUS y LA VIDA

01.- ¿Qué aspectos del mensaje de Jesús les llama más la atención a ustedes como Pareja?

02.- ¿Han leído y Profundizado en los Evangelios?

03.- ¿A lo largo de la Juventud han tenido alguna VIVENCIA O EXPERIENCIA de tipo Religioso? ¿Que tal les fue?

04.- ¿como Cristianos que sentido tiene para ustedes el Estudio y la vivencia de:
1. la Misa y la Comunión,
2. El Estudio y la meditación de la Palabra de Dios,
3. La Oración Personal, de Pareja y de grupo,
4. El Sacramento del perdón y de la Reconciliación?

05.- ¿Tienen algún grupo de Amigos/as en la Parroquia, Colegio o en otro lugar donde compartir y Celebrar la Fe cristiana?
¿Te has preocupado en buscarlo?
¿Les gustaría en el futuro participar en algún grupo?

06.- ¿Tienen algún contacto o compromiso con:
1. La Parroquia, Movimiento Apostólico, Catecumenado u otro tipo de Comunidad o Grupo Cristiano?
2. ¿Con los pobres, enfermos, necesitados?

07.- ¿En la actualidad que elementos de nuestro ambiente hacen difícil vivir el Evangelio y dar testimonio del mismo?

08.- ¿Qué tendrían que hacer en adelante para mejorar la Vivencia Cristiana, tanto a nivel individual como de pareja? ¿Que compromisos prácticos deberían ir adquiriendo en el futuro?

09.- ¿A lo largo del Noviazgo ha existido en ustedes un abandono notorio de la Fe Cristiana y de los Medios para cuidarla y Alimentarla?
¿A que se ha debido?

Reunión de Grupo:
Del día de la fe.

A todos los miembros del grupo lo que más le llama la atención del Mensaje Evangélico es el amor como centro de la vida y de toda la existencia, actual y futura. Que Dios es amor y solo amor, como dice San Juan, nos añadió Mónica, y que el hombre hecho a su imagen y semejanza sea también amor y sólo amor, y que por eso pueda llegar a Dios se pueda fundirse en Dios, es la revelación más grande y el regalo más grande del Creador a su Criatura.
¡Lástima que muchísimos jóvenes hoy no lo vean así porque se pierden lo mejor de ellos mismos y de su existencia! Puntualizó Giorgio.
La vida es para muchos un limón que hay que exprimirlo al máximo, porque es corta y después no hay nada, piensan los ateos. El “comamos y bebamos que pronto moriremos” se ha convertido hoy en “comamos, bebamos, divertimos nos, llevémonos a la cama y al sexo a todos o todas las que nos apetezca y nos de placer y lujuria, porque la vida es un soplo, y detrás no queda nada” añadió Tomás. No quise decir, “comamos, bebamos y jo…” por respeto a las chicas presente, pero de verdad es así como lo sienten la mayoría de los chicos de hoy.
Todos habíamos leído y muchos meditado Los Evangelios. Magdalena nos dijo que lo ha empezado a leer con Pedro hace muy poco, por consejo en una charla con Elena y Carlos tras su “conversión” y que disfrutan tanto leyéndolo e imaginándose “las aventuras” de Jesús y sus discípulos como si las estuvieran viendo en una película o mejor en la realidad mima delante de ellos. A veces, nos dice, no podemos contenernos y nos metemos en la escena, preguntamos, hablamos, pedimos, rogamos, rezamos, agradecemos y hasta lloramos. Pedro y yo somos dos más del Evangelio y nos quedamos temblando cuando es el mismo Jesús o su Madre, la Virgen, quien se dirige a nosotros y nos habla. Pedro ya tiene bastante confianza con San Pedro, su tocayo, y veces ríen juntos, o le pide San Pedro a Pedro que le eche una manita con las redes o los peces. Nos dijo con una sonrisa picarona.
Nos quedamos en el punto tercero pues la experiencia del catecumenado de Francisco Javier y Mónica para la Confirmación, nos llenó todo el resto del tiempo. Nos contaron que sus experiencias y sobre todo sus vivencias, han sido tan rica que nunca creyeron que podrían ser superadas ni sentir más hondo la comunidad cristiana, la pequeña Iglesia doméstica de sus grupos en la Parroquia.
Si los Párrocos impulsaran grupos así en sus parroquias y si fueran abiertos y acogedores, con seglares entregados como animadores de la fe en cada parroquia muchísimos jóvenes que hacen la preparación a la Confirmación quedarían “enganchados” para siempre a Cristo y a su Iglesia.
Quedamos en buscar un tiempo de encuentro para terminar de dialogar todas las preguntas tan interesantes del tema. Claro que la reunión fue mucho más animada y discutida de lo que yo cuento aquí pues imposible transcribir al papel el gracejo, la pasión, el quitarnos la palabra de la boca, las puntualizaciones y intromisiones en lo que decían los demás, a veces con una sola palabra, de todos en las intervenciones e todos, que es imposible para mi pobre pluma. Miento, precioso bolígrafo de nácar, regalo de José Carlos en mi primer santo, juntos. ¡Gracias, José Carlos, eres un cielo! ¡No, MI cielo! Yo aquí pongo de seguido las principales ideas y aportaciones.

Puesta en Común:
Hoy le toco a las parejas de los grupos pares.
Fue muy hermosa la intervención de la secretaria del grupo seis, que era una chica convencida y practicante, viviente en su vida de la fe en Cristo. Una Mónica cualquiera. Empezó diciendo que hacía años, desde que se hicieron novios, que ellos no sólo leían los Evangelios juntos, sino que con mucha frecuencia rezaban juntos, en voz semialta, para ser escuchada por el otro. Que su oración era muy frecuentemente de acción de gracias por todo lo que recibían de Dios. Recordó esa Canción de gracias a la vida que me ha dado tanto, pero que ellos siempre referían a Autor de la vida, a Dios, que era el gran benefactor de sus vidas. Recordé que en la reunión de grupo Mónica y Francisco Javier también dieron ese hermoso testimonio de compartir l fe y la oración, forma dijeron de hacer presente a Dios en el hueco del amor de su pareja.
Añadió Elvira, la secretaria del grupo seis, que del mensaje de Jesús lo que más le había llamado la atención es el amor infinito que se desprende de todos los Evangelios de Jesús por su Padre. De su identidad. “El padre y yo somos una misma cosa”. Luego Jesús es Dios. Ý de la revelación, la gran revelación, de que Dios es nuestra Padre. “Padre nuestro”, de todos, de cada uno. Nunca había oído de ninguna religión o creencia que manifestara, revelara, a Dios como Padre. Siempre había sentido que el Dios del Antiguo Testamento, un Dios lejano, frío, justo y a veces parecía hasta justiciero era un Dios pobre, separado del hombre, que parecía más bien que estaba esperando las equivocaciones humanas para castigarlas.
Aquí el Cura, Don Carmelo, intervino para decirnos que era una lectura algo sesgada de las Escrituras, pues despacio, se podía encontrar otra imagen de Dios, amable y amorosa en la historia del pueblo Hebreo.
Que ellos añadió pertenecían desde hacia años, antes del noviazgo, a un grupo de Focolares, donde los habían educados sus padres, que eran miembros muy activos de ese Movimiento cristiano, que allí se conocieron y que para ellos creer era lo normal, lo cotidiano, lo profundamente humano.
El grupo diez, cuyo secretario se presentó como Eugenio, farmacéutico, que no iba a la Iglesia desde su primera comunión y que para él la fe era algo que debía tener en los talones de los pies, pues no se acordaba ni de la letra ni de la música del “padre nuestro”, risas, debido al ambiente de su casa, allí nadie practicaba y casi ni creía, todo era ver cómo se podía vivir mejor y medrar más, las mejores carreras siempre que fueran muy rentables en euros, los mejores, coches, casa, fiestas y ropa, todo con el fin de sufrir lo menos posible y de exprimir la vida como un limón, sin dejar una gota.
Que en su grupo había habido una revolución, una discusión casi a gritos y a pegarse, nuevas risas, porque algunos decían que habían comprendido por primera vez en la vida, entre la charla de ayer y la de hoy, el maravilloso sentido de la vida, vivir el amor que era una lucha contar el egoísmo tan incrustado en el corazón por el ambiente o la sociedad de consumo y de competitividad, y que hoy habían visto y sentido el maravilloso sentido de la fe en Jesús, no una religión llena de normas y obligaciones, mandatos y prohibiciones, sino un talante de vida, un estilo de pensar y de vivir, un llenar la vida de las apetencia máxima del corazón que es sin duda el amor.
Que la fe era desde hoy para ellos otra cosa, y que sin duda su principal obligación era no dejarlo ahora sino profundizar en ella, pues no es que hubieran vuelto a creer como en su infancia sino que se les había abierto un camino que era una gran temeridad no recorrer. Que necesitaban un grupo de formación y sobre todo de vida, de comunidad cristiana, y que donde lo había para acudir a él.
Otros decían que a ellos Jesús y su Iglesia nos le decía nada tampoco ahora y que eran cuentesitos muy bonitos pero que la vida era otra cosa, competencia, lucha y en los momentos de descanso y libertad relax y pasarlo lo mejor posible.

Conclusión de mi Diario:

La fe es la más maravillosa aventura que puede vivirse en esta vida, llena todos los momentos de esperanza y rebosa en el corazón de amor a Cristo Jesús y caridad a los hombres, sabiéndolos hermanos.
Perderse esta aventura es desperdiciar la vida y tirar la verdadera alegría de vivir por la borda.
¡Creo, Señor, pero aumenta mi fe! A ser posible como la de Mónica, Señor, con más fe que el Centurión.

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